jueves, 8 de diciembre de 2011

Una carta para él.

Lindo:
Sobre aquel sentimiento no puedo decir más, tal vez estoy haciendo una tormenta en un vaso con agua, tal vez estoy muriendo por cosas innecesarias pero sé que todos alguna vez hemos pasado por este sentimiento. Todos alguna vez hemos querido a otra persona, una pareja, un compañero del alma en este caso. Podría citar a mi escritor favorito con uno de los versos que marcó mi alma “Podría escribir los versos más tristes esta noche”. Podría hacer lo mismo que él pero es de día, el Sol acaricia mi rostro como una llamarada, envuelve mi cuerpo y le da un abrazo de fuego, un abrazo mortal. ¿Quién puede cargar con el silencio de un amor? ¿Quién puede correr y pasar ese umbral? Lo siento, cargo con un peso mortal, cada que me acerco al fuego se me escurre el diablo. ¡Qué fácil! Ahora lo recuerdo, todos podríamos eliminar a las personas de nuestra vida con un solo botón, con una sola opción pero no es así. Tal vez algo comenzó a surgir en tu corazón como hace algún tiempo surgió en mí, tal vez podríamos querernos bajo la Luna y guardar el secreto ante la gente y ante la puesta del Sol, pero es prohibido, está mal, es lo que sueles decirme, es lo que suelo no creerte. Cariño ¿me quieres también? No lo sé, tendré que esperar tu respuesta hasta que me canse, atardecer tras atardecer pero tal vez el atardecer se canse de mí y me mande a descansar para no volverme a ver, entonces esperaré por ti cada amanecer. Estaré a la ida y al regreso del Sol como ahora él está conmigo mientras plasmo simples sentimientos, sueños, anhelos, suspiros de mi corazón en este pedazo de papel, mientras guardo lágrimas en mis ojos y mi alma devuelve la calma, mientras te escribo y te pienso, mi amor.
Con cariño aquella pequeña enamorada,
Luna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario